María, aceptaste ser Madre de Jesús, el Hijo de Dios,
y cumpliste, fielmente tu elevada misión.
Intensa fue la vida de familia en tu hogar de Nazaret.
María, velaste con amor por tu familia y por tu casa,
fuiste ternura, a manos llenas, hacia los tuyos,
acunaste y guiaste los pasos de Dios hecho niño,
acompañaste estremecida, su desarrollo y crecimiento,
y lo viste partir, dispuesta siempre a los planes de Dios.
María, enséñanos a valorar y dignificar la vida de familia.
Muéstranos el camino del diálogo y la comprensión.
Haz que aprendamos a escucharnos y querernos incondicionalmente.
María cuida de cada una de nuestras familias
como cuidaste de tu Familia de Nazaret.