MARÍA, TÚ QUE VELAS JUNTO A MÍ
Y VES EL FUEGO DE MI INQUIETUD.
MARÍA, MADRE, ENSÉÑAME A VIVIR,
CON RITMO ALEGRE DE JUVENTUD.
1. Ven, Señora, a nuestra soledad,
ven a nuestro corazón,
a tantas esperanzas que se han muerto,
a nuestro caminar sin ilusión.
Ven y danos la alegría
que nace de la fe y del amor,
el gozo de las almas que confían,
en medio del esfuerzo y el dolor.
2. Ven y danos tu esperanza,
para sonreír en la aflicción,
la mano que del suelo nos levanta,
la gracia de la paz en el perdón.
Ven y danos confianza,
sonrisa que en tu pena floreció,
sabiendo que en la duda y las tormentas,
jamás nos abandona nuestro Dios.